Para qué y por qué hacer las jodidas sentadillas
Hace unos días
comencé a escribir un artículo sobre como hacer bien las sentadillas, y lo que
comenzó como unas líneas de consejos y puntos claves a los que prestar
atención, se ha convertido en un texto de más de 14 páginas, y sigue creciendo.
Parece un ejercicio sencillo pero lo cierto es que muy pocas personas realizan
sentadillas de forma correcta. Así que decidí escribir un poco sobre la técnica
y errores más comunes, pero poco a poco fueron aflorando multitud de aspectos
que se deben tener en cuenta, limitaciones técnicas y físicas que influyen en
la mecánica, multitud de mitos, errores y falsas verdades, progresiones, etc.
En resumen, que hacer correctamente una sentadilla se ha convertido casi en
misión imposible, y no por la dificultad técnica del movimiento, sino por las
limitaciones físicas que vamos adquiriendo y que convierten a un gesto natural
como agacharse, en un ejercicio de gimnasio que lesiona a multitud de personas
que se atreven con ella.
Si nos fijamos,
cualquier niño adopta esta posición de forma continua y natural, posee
movilidad, fuerza y equilibrio, pero a medida que nos “envuelve” la sociedad,
pasamos de movernos cada vez menos a sentarnos cada vez más, esta es la
principal causa de que movimientos como la sentadilla o el peso muerto pasen de
ser totalmente naturales y necesarios en la motricidad humana, a ser
potencialmente lesivos y casi imposibles de realizar de forma fluida, una verdadera
pena.
Luego aparecen
los tecnócratas de la salud para decirte que este movimiento es lesivo cuando
la cadera y rodilla sobrepasan los 90º, que es mejor realizarlo encerrado en
una prensa o multipower, o que la maniobra de Valsaba eleva la tensión arterial
y debemos evitarla porque debilita el suelo pélvico. Tan solo son capaces de
focalizar su atención el efecto, pero la causa seguirá detrás.
Deberíamos
preocuparnos por nuestra salud articular el día que no fuéramos capaces de
realizar una sentadilla completa con nuestro propio peso como mínimo, si no la
podemos hacer es por sobrepeso, falta de estabilidad, limitación articular o
falta de fuerza funcional, cualquiera de estas causas es para preocuparse. Pero
la realidad es que hay personas que pueden pasarse años sin realizar una
sentadilla completa, luego nos asombramos cuando existen tanto absentismo
laboral por dolores de espalda o a nuestros hijos les molesta llevar una simple
mochila al colegio. Sin embargo, la gente no se preocupa hasta que aparece una
meniscopatía o el dolor de espalda. Desde mi punto de vista cuando nos hacen
una revisión médica rutinaria debería ser obligado poder realizar dos o tres
sentadillas, si alguna persona no pudiese realizar este simple gesto, tiene
todas las posibilidades de a medio plazo padecer algún desequilibrio que
desencadenará con toda probabilidad en una baja y absentismo laboral que luego
todos tenemos que colaborar para cubrirlo con la seguridad social. Pero
asombrosamente es todo lo contrario, se le recomienda que no carguen pesos, que
apoyen su espalda y que se agachen con “higiene postural”, estupendo, obviando
el problema es una rápida solución para salir del paso, así nos va.
La sentadilla
no es que sea un ejercicio beneficioso, sino que debería ser necesario y no
solo en un programa de entrenamiento, sino en nuestra vida cotidiana, debería
ser como cepillarse los dientes o ducharse, unos minutos de sentadillas al dia
o realizar alguna actividad en posición de cuclillas y ya veríamos como los
doleres de espalda, artrosis en rodillas y falta de movilidad desaparecerían.
Así que mas que abdominales o ejercicios de relajación, yo apostaría por
comenzar cuanto antes a realizar sentadillas. Soy de la firme opinión de que a nuestras rodillas, cadera y glúteos
les encantan las sentadillas.
Esto debería
ser un hábito continuo que no deberíamos perder desde nuestra etapa infantil,
debería ser obligatorio en el colegio, la universidad, el trabajo e incluso en
el geriátrico. Si crees que no las necesitas, tan solo piensa en el gesto que
haces al levantarte cada mañana de la cama, entrar y salir coche o al ir al
servicio a defecar (que por cierto, es mecánicamente más correcto hacer esta
necesidad de cuclillas y no sentado en una taza)
Quizás, quizás
no, gran parte de culpa de este miedo, temor y desconocimiento hacia la
sentadilla lo tenemos que asumir los que nos dedicamos a la actividad física;
profesores de educación física, técnicos de fitness, médicos, instructores de
clases colectivas, fisioterapeutas, etc. Mi experiencia me dice que muchos
clientes no saben hacer una sentadilla pero es que muchos profesionales tampoco
saben hacerla, la tienen técnicamente infravalorada o en el peor de los casos,
contraindicada..
Voy a ir
dejando esta entrada porque al igual que el artículo, me vienen las ideas y se
podría alargar hasta convertirse casi en un libro titulado “para qué y porqué
hacer las jodidas sentadillas” Lo que si prometo es incluir algún artículo
sobre este ejercicio, para que pase a convertirse en nuestro aliado y pueda
llegar a compensar esta vida sentada, sedentaria y lejos de la motricidad
natural que algún día abandonamos cuando aun éramos niños, así que atento y ve
diciéndole a tus glúteos que pronto entrarán en acción.
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