Vino, nutrición y salud
Casi un medicamento
El vino, puede considerarse un alicamento
o nutracéutico, ya que no solo nutre sino que sirve para prevenir
ciertas enfermedades y dolencias.
Para empezar, su consumo
regular y siempre moderado puede disminuir hasta en un 30% el riesgo de
accidente cardiovascular; por sus componentes antioxidantes, entre ellos el
popular reverastrol, favorece la disminución del estrés oxidativo y ralentiza
el proceso general de envejecimiento; además, numerosos estudios ponen de
manifiesto que algunas de estas sustancias pueden inhibir el desarrollo de
distintos tipos de cáncer como el de próstata, páncreas, colon y tiroides;
igualmente reduce el riesgo de padecer una degeneración macular, la causa más
frecuente de ceguera en adultos mayores de 65 años de edad; es un aliado de la
salud periodontal debido a sus polifenoles, que en paralelo manifiestan un
efecto beneficioso y los procesos degenerativos de la cognición; actúa como
estimulante de la segregación de los jugos gástricos, facilita la digestión y
favorece la absorción de las proteínas animales. Finalmente, el vino,
insistiendo una vez más en la moderación de las dosis, se manifiesta como un
antidepresivo; es un elevador del tono vital porque actúa sobre el ciclo
metabólico del azúcar y los neurotransmisores cerebrales: la serotonina, la
dopamina y la adrenalina.
Fuente: Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría de la
Universidad Complutense y Presidente de la Fundación para la Investigación del
Vino y la Nutrición (FIVIN).
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