Para hablar de calcio,
mitos sobre la leche
El calcio es un mineral que todos lo relacionamos con la
calidad de nuestros huesos. Así es: El calcio, junto con la vitamina D, que
actúa fijando este, son muy importantes para que nuestros huesos tengan una buena
salud. Hoy en día centramos todos nuestros esfuerzos en ingerir nutrientes con
alta cantidad de calcio, y ahí ¡zas! Aparece la leche de vaca como nuestra gran
amiga, ya que sin ella parece que los niños no puedan crecer y que las mujeres
después de la menopausia se vayan a descalcificar inevitablemente.
Pues resulta que ¡no!, y rotundamente no. Con explicar
brevemente el mecanismo mediante el cual los huesos se mantienen en óptimo
estado lo entenderás.
Los huesos actúan como principales tampones liberando
calcio cuando nuestro cuerpo está ácido. La acidez es uno de los pilares
claves, ya que si nuestro cuerpo se acidifica, sufre carencia de oxígeno y, por
tanto, nos arriesgamos mucho a padecer problemas de salud. La acidificación
puede surgir por no ingerir agua, comer solo nutrientes ácidos (carnes,
pescados, huevos, pan, arroz, pastas, dulces…), incluidos el alcohol y las
bebidas azucaradas, y padecer situaciones de estrés. Con lo cual, estar en un
ambiente ácido las veinticuatro horas del día no le cuadra nada a nuestro
cuerpo.
En consecuencia, si la nutrición es mala, no llevamos una
hidratación óptima, no disfrutamos de cierta tranquilidad, no nos movemos y no
nos da el sol, la osteoporosis está servida. Cuadra bastante más que el hueso
dependa de todos estos factores que de beber leche o no, aunque nos quieran
hacer creer lo contrario (por intereses económicos varios).
Es más, las fuentes más biodisponibles (más fácil de
absorber) de calcio son verduras de hoja verde como la col y el brócoli; mientras
que la leche justamente se caracteriza por ser un nutriente ¡ácido!
Aparte de su acidez y su poca contribución a la calidad
del hueso, analicemos sus tres macronutrientes: Su principal proteína se llama
caseína, la cual puede generar intolerancia y se caracteriza por inducir a la
producción de moco. La grasa es de tipo ácido linólico, omega 6, la cual,
dentro de las grasas no nos interesa especialmente. Y su carbohidrato, quizás
el más conocido, es la lactosa. Sustancia que debe estar descompuesta en nuestro
intestino por la lactasa, la cual perdemos con el paso de la edad (la lactasa,
la tenemos mayormente los primeros años de edad para digerir la leche materna),
generando así incapacidad para su descomposición e irritabilidad intestinal.
Por último plantéate una cuestión biológica: ¿por qué
será que somos el único mamífero que continúa bebiendo leche de otra especie
después del amamantamiento?
No hay comentarios:
Publicar un comentario